Riego: Riega moderadamente, manteniendo el sustrato húmedo pero no encharcado. Deja que la capa superior del suelo se seque ligeramente entre riegos. En verano, riega con más frecuencia y reduce la frecuencia en invierno.
Luz: Prefiere luz indirecta brillante. Coloca el bonsái en un lugar donde reciba al menos 4-6 horas de luz al día. Evita la exposición directa al sol intenso para prevenir quemaduras en las hojas.
Temperatura: La temperatura ideal se encuentra entre 15-25°C. No tolera bien las temperaturas inferiores a 10°C y debe protegerse de corrientes de aire frío.
Humedad: Prefiere ambientes con humedad moderada a alta. Rocía las hojas regularmente o utiliza un humidificador para mantener la humedad adecuada.
Sustrato: Utiliza un sustrato bien drenado, como una mezcla de akadama, piedra pómez y turba.
Fertilización: Aplica un fertilizante líquido balanceado para bonsáis cada 2-4 semanas durante la primavera y el verano. En otoño e invierno, reduce la frecuencia a una vez al mes.
Poda: Poda regularmente para mantener la forma deseada y estimular el crecimiento de nuevas ramas. Elimina las ramas muertas, dañadas o cruzadas.
Transplante: Transplanta cada 2-3 años, preferiblemente en primavera, para renovar el sustrato y proporcionar espacio a las raíces.